Los abuelos...

Muchas veces Dios nos arrebata a nuestros abuelos mucho antes de lo que pudiésemos imaginar. 

Nunca sabremos por qué, solo que Dios se los llevo y no dio tiempo tal vez para decirles lo mucho que los amábamos. 

Muchas veces Dios se lleva a nuestros abuelos antes que nosotros hayamos llegado a este mundo. 

Pero es más aceptable aunque también triste, el no haberlos visto ni una sola vez en esta vida, antes que amarlos para perderlos tan pronto, porque cuando el amor de un abuelo se siembra en nuestras vidas y en nuestros corazones se queda allí para siempre y nunca habrá modo de arrancarlo de nuestras vidas, y cuando este abuelo ya no está solo nos quedan los buenos recuerdos pero también la tristeza de saber que no volverás jamás a verlos. 

Muchas veces deseamos verlos de vuelta tanto que ellos llegan a nuestros sueños y podemos así verlos aunque sea un rato. 

No sé si ellos de verdad estuvieron de alguna manera allí o solo es nuestro deseo de volver a verlos que hace que nuestra mente llegue a verlos en nuestros sueños, proyectándolos de alguna manera. 

Pienso siempre en mis abuelos y me da mucha tristeza porque por más que los recuerde con mis recuerdos más felices con ellos, siempre lloro porque anhelo mucho sus abrazos y pienso mientras una lagrima cae por mis mejillas que desearía haber pasado más tiempo con ellos y decirles también muchas más veces que los amaba. 

Hoy daría todo lo que tengo por tan solo subir un día al cielo y decirles “abuelos los amo”. 

Una sola palabra a veces dice todo lo que el corazón siente y por ello digo que todo aquel que tenga un abuelo o abuela vivo, recuérdenle siempre cuanto los aman y pasen mucho tiempo con ellos porque después que ellos ya no estén no habrá más tiempo de demostrar afecto.